LA PAZ SE COCINA EN LA COCINA

PIN

Se acabó. Se acabo el año y, ¡hay mamacita! Cuantos sentimientos encontrados. La cabeza se convierte en una maquina de reflexiones, comparaciones, exigencias, satisfacciones, desastres… Un año, no deja de ser “una oportunidad”, perdida o no, pero una oportunidad que al final nos mete a todos un poco en el baile del “trompo” girando y girando sobre nuestros balances.

     Hay un lugar en el que quizás no pensamos en él como “espacio importante” donde de una u otra manera se desparraman todas esas cosas que pasan por nuestra sensibilidad sobre lo que hicimos o dejamos de hacer a lo largo de todo un año, y es, LA COCINA.

Además, “Navidad es un tiempo de cocina”. Quizás es la parte de la casa que retoma mayor relevancia a lo largo de esos días. No solo es el espacio que protagoniza las mejores satisfacciones para el paladar y el estómago, sino que aglutina, guarda, transita, acoge las actitudes mas naturales y espontaneas de los que van llegando a ella. No importa si luego te llevas pegado en la ropa el olor de sus manjares, lo que si importa es lo que en ella dejas: conversaciones, desahogos, lagrimas, sonrisas… En navidad, la cocina es el mejor lugar, por más que se lo pretendan usurpar con su elegancia otras estancias de la casa.

En navidad, a medida que van llegando a la casa, presentes o ausentes, todos, como si de un santuario o ritual sagrado se tratase, pasan por la cocina. Muchos llegan a ella, sucios, cabizbajos, tristes, fracasados, confundidos y… descargan sobre la mesa de trozar, empanizar, salar, adobar… comentarios, opiniones, preguntas, necesidades, sugerencias, perdones… y ahí, al albor de las satenes, hornos y cazuelas, se entremezclan también la desazón de los corazones inquietos. Resulta entonces que, en Navidad, en la cocina, no solamente se cuecen o guisan los alimentos, también la paz… En Navidad la paz se cocina en la cocina.

No sé por cuantas cosas andaremos alborotados este mes de diciembre… compras, regalos, comida, felicitaciones; todo esta bien por que es un tiempo “sugerido” para la magia… sorprender y dejarse sorprender. Pero por encima de todo, diciembre, fue inventado para la “paz”, por eso es importante que en todo, absolutamente en todo lo que hagamos, compremos, hablemos o dialoguemos deberíamos acompañarlo de la sazón de la “paz”… de la que nos quede, si la hemos derrochado durante el año, o de la que encontremos en la “cocina de la casa” cuando entremos en ella, porque, no se nos olvide, en Navidad, la paz, se cocina en la cocina”.

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