LA MUJER PRESBITERA

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            Estoy completamente seguro, ya que lo he visualizado muy abiertamente, con experiencias a mi alrededor, que la situación del C.19, nos ha llevado a delatar el importante protagonismo de la mujer en nuestros contextos cotidianos, tanto, particulares, familiares, profesionales y sociales. La mujer ha sabido mantenerse “mas cuerda” que el hombre ante la crisis, menos dramática y mas lideresa. Si ella no hubiese estado ahí, nuestra sociedad, en uno meses, se habría derrumbado.

            De lo que yo deduzco, la necesidad de mujeres en todos nuestros ámbitos; y, no solo por llenar los espacios, en ausencia de hombres, sino, por ser parte del derecho de la igualdad y porque, lo que hacen, no lo hacen mal, lo hacen bien, y muy bien.

            Cuando en julio del 2011, me encontraba una semana en Londres, busque una iglesia cerca de mi hotel, donde pudiera asistir a la liturgia diaria de la misa. La encontré a pocas cuadras de donde yo estaba, corroboré los horarios y, asistí el primer día madrugador y devoto. Me senté en una banca, había buen numero de gente, y espere paciente el inicio de la ceremonia. Sonó el órgano, comenzó la procesión de entrada… lectores, acólitos y… Sacerdota. Una mujer Presbitera celebrando la Eucaristía.

¡Sorpresa, confusión, atención, respeto … ¡Me sentí bien, muy bien! ¡Me gusto! De los cinco días que asiste a dicha iglesia, tres de ellos, estuvieron presididos por mujeres Presbiteras.

Hace unos días, tuve conocimiento de que, en varios países de centro Europa: Suecia, Holanda, Dinamarca, Noruega, en la Iglesia Presbiteriana, y Anglicana, que son las más hermanas con la Iglesia Católica, son ya más, las mujeres sacerdotas, que los hombres sacerdotes. Cosa que a mi me da mucho gusto; e insisto, no porque las mujeres ocupen el faltante tradicional de los hombres, sino, por el derecho a la igualdad, y porque ellas lo hacen bien, muy bien.

Participe como invitado, en un seminario de “salida de crisis religiosa” y, cuál fue mi sorpresa ver, con toda naturalidad del mundo, varias mujeres presbiteras, trabajando, dialogando, proponiendo, presidiendo… dejando testimonios de lo contentas y felices que están sus comunidades, los barrios o las parroquias que ellas pastorean.

El C.19 deja en evidencia, el buen papel que esta jugando la mujer, y especialmente lo bien que lo hace en tiempos de crisis y, no solo en la casa, sino también en la oficina, en la maquiladora, en la escuela, en la policía municipal, y en la iglesia.

 

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